De regreso:
Es increíble cómo unas mini escapadas pueden reparar el autoestima ligeramente magullada.
Decidimos hacer el viajecito en el carro nomás, una salida a las afueras de la ciudad, por el fin de semana. Una cosa cortita que me permita oxigenarme, que nos permita desafinar durante toda la manejada, cantando canciones viejas como nuevas, adivinando la letra de Roadtrippin' de los Red Hot Chili Peppers. Después de poco más de un par de horas de viaje, llegamos finalmente al pueblo de Antioquía, en Huarochirí.
Aquí algunas fotos que me robo de la web http://www.amigosyaventura.org/14/destinos.htm donde pueden ver lo maravillosas que son las paredes pintadas del pueblo, al estilo de retablos arequipeños. Y la comida! Increíble! Creo que la enana (que nunca ha sido gran fan de los mariscos) se enamoró perdidamente de la causa de camarones. Lo primero que me dijo fue "por qué no comemos así en casa?". Creo que ya no tengo excusa para comprar mis libros de cocina y poner en práctica esa sazón que se supone que tengo. Creo que Micha ya no se va a contentar con pizza y hamburguesa, jaja.


Viajes de ésta naturaleza me permiten reflexionar sobre mi propia situación, sobre mis problemas y decidir finalmente que en realidad... no es tan grave. Tengo salud, un trabajo que me encanta, tengo a Travel que me ayuda a llevar la vida con mucha más tranquilidad, y tengo a mi enana feliz de la vida. Qué clase de persona podría pedir más? Sólo le pido al cielo que nos permite explotar nuestro potencial, y llevarnos por derroteros plagados de luz.
Para los que deseen ir a Antoquía (y se los recomiendo al 100%), deben ir hacia Musa en La Molina, de allí siguen por la carretera a Cieneguilla, pasan por el óvalo de Cieneguilla hacia la izquierda, pasan un par de puentes y ya estas en Chontay, Nieve Nieve, Sisicaya y y al cabo de un par de horas llegan a Antioquía.
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